Hasta siempre, Javier (Público, 10 junio 2013)
"El viernes Javier Cambronero se nos fue. He leído desde entonces varios emotivos textos de homenaje pero en ninguno se menciona lo buena que estaba su fabada. Si hay algo que recuerdo bien de Javier es que cocinaba con la misma pasión las letras y las legumbres. Cuando uno entraba en su casa, y ya se había acostumbrado al olor del puro, lo encontraba casi siempre entre montañas de platos con el uniforme de batalla: una cuchara, un delantal y unas mangas de camisa. Su generosidad era tal que acabarse las raciones de calamares, carne o pochas (cuando no las tres en una sola comida) se convertía en una titánica proeza. Recuerdo a la primera comida a la que asistí, hará siete u ocho años, su figura me impresionó tanto que le confesé a su hija que desde entonces para mí su padre se convertía automáticamente en Don Javier y, aunque a él no le gustara, no se hablaría más."